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La hostelería gana peso en la zona de influencia comercial del Paseo de Cánovas, en el centro de Cáceres. Y lo hace, en concreto, en las vías que han sido peatonalizadas. Dos carteles anuncian en estos momentos el desembarco de sendas firmas: Santa Gloria en San Pedro de Alcántara y La casa del goloso en Rodríguez Moñino.
Santa Gloria es una franquicia. Funciona como cafetería, panadería y pastelería. Levantará la persiana en el local que hasta hace poco ha ocupado la tienda infantil Prénatal. La apertura está prevista para mediados de junio, según indica Eduardo Jiménez, socio del grupo de restauración Tartagal, que está detrás de este proyecto. Este mismo grupo explota además los establecimientos de Burger King en Cáceres.
La previsión es que este nuevo local cuente con 14 empleados en su plantilla. En el cartel que hay colocado en el escaparate promocionando ya la marca hay un código QR acompañado de la pregunta: «¿Quieres trabajar con nosotros?». Ese código remite a los interesados a una dirección de correo para hacer llegar los currículums.
Santa Gloria, firma creada en 1963, está en plena expansión. En la actualidad supera los 170 establecimientos repartidos por España, Andorra y Portugal.
La casa del goloso es un proyecto cien por cien cacereño. Esta cafetería con dulces artesanales echó a andar en 2017 en la calle General Ezponda de la mano de Emilio Rey Núñez, tercera generación de una familia muy vinculada a la hostelería en Cáceres. Su abuelo paterno, Emilio Rey Holguín, fundó el restaurante El Pato en 1962.
Ocho años después Rey Núñez ha decidido crecer. Mantiene su cafetería, situada a dos pasos de la Plaza Mayor, y anuncia un nuevo proyecto en Rodríguez Moñino. «Estamos horneando algo muy caliente... paciencia, Goloso», dice a modo de reclamo el cartel colocado en Rodríguez Moñino, muy cerca de la ferretería Diosán.
El joven emprendedor avanza que trabaja con la idea de inaugurar su nuevo establecimiento a lo largo del verano. Pero precisa que, en esta ocasión, no va a ser una cafetería gemela a la de General Ezponda. Este segundo establecimiento será un laboratorio de nuevos productos, un obrador, con zona de pastelería. Pero no será un local donde poder tomar algo. Los dulces se venderán para llevar.
Se da la circunstancia de que estos dos nuevos negocios se han instalado en calles que han sido peatonalizadas. La elección no ha sido caprichosa. «Es una calle peatonal que invita mucho a pasear de una forma tranquila», señala Emilio Rey sobre Rodríguez Moñino. «Situarnos en Cánovas hace que estemos más cerca de clientes que, al final, son los que construyen el negocio y con él, nuestra marca», agrega. En San Pedro de Alcántara abrirá además un restaurante, que ocupará el local donde hasta hace poco estaba el italiano Ginos, frente al colegio de las Carmelitas.
Desde la inmobiliaria Multigestión Extremeña, situada en la avenida de España, confirman la atracción que la zonas peatonales del entorno de Cánovas tienen para los negocios de hostelería. «Las calles peatonales atraen porque tienen la ventaja de poder tener terrazas. Dan más juego», apunta Lola Olivera, empleada. Indica que el cambio experimentado por el sector comercial, con la irrupción de las compras on line, se ha traducido también en que los establecimientos donde antes había tiendas se hayan ido destinando a la hostelería y a la instalación de clínicas a pie calle.
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