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«¡Venga, venga, chicas, para regalar, para regalar!». Cientos de ideas para poner bajo el árbol el próximo día de Reyes salían al paso en ... el mercado franco, que vivió este sábado una edición inédita en Vegas del Mocho. El calendario navideño, con las fiestas grandes, el 25 de diciembre y el 1 de enero, en miércoles, día habitual de mercado, hicieron a los ambulantes solicitar al Ayuntamiento permiso para realizarlo este día y el próximo sábado 4. Y la respuesta fue más que buena, según el representante de los comerciantes que vienen a Cáceres, Julián Cruz, que lo tildaba de «éxito», sin paliativos. «Ha sido el mejor día del año sin duda y todo el mundo ha agradecido que se haga hoy, tanto los trabajadores como los clientes, estamos muy contentos». El buen tiempo, sin duda, también hizo su parte, porque las temperaturas eran agradables y lucía el sol.
Otros comerciantes de los puestos también confirmaban estas sensaciones. «Hoy hay gente que no trabaja y ha aprovechado para venir», estimaba Bernardo Silva, un comerciante que llega de Miajadas y que vende zapatillas de estar por casa y ropa interior.
De una opinión parecida es Eduardo Rubio en su puesto de textil. «Es la primera vez y está yendo bien por ahora». A diferencia de lo que suele suceder los miércoles, cuando el público madruga para dedicarse después a sus quehaceres en este mercadillo de sábado la gente andaba un poco más rezagada, con la pereza propia de un día de asueto y cierta calma para escrutarlo todo y curiosear entre montones. Así que a las 11 de la mañana era el momento en el que más gente se estaba acercando a los puestos donde puede encontrarse un poco de todo, desde ropa de las últimas tendencias a cacharros de cocina, pasando por todas las prendas textiles imaginables o productos para esta temporada, como juguetes. Hacia las doce y media de la mañana seguía el run-run de curioseo. «A esta hora normalmente ya estamos recogiendo, pero esto continúa», indicaba Cruz.
«Yo no suelo venir, los miércoles alguna vez pero de ciento en viento, pero hoy sábado pues sí, para los regalos, ver lo que hay», señalaba por su parte Pepi, una clienta, que había acudido con sus amigas. Ir a mercadillos ya no tiene sesgo de género ni de edad y el paisanaje es de lo más variado.
Una de las habituales de esta forma de comprar al aire libre, Victoria Rincón, también valoraba el acierto de haber situado el mercadillo de los miércoles en sábado de manera extraordinaria, aunque sí percibía cierta carencia en los puestos de frutas y verduras. «Hay menos». Ella, aparte de para curiosear, llegaba para poder hacerse con otro producto de temporada: las uvas para recibir a 2025.
Esta percepción la confirmaba Julián Cruz. La explicación es que los comerciantes tienen menos género, en este caso perecedero al ser sábado y después de un festivo en mitad de la semana y sin posibilidad de darle salida el domingo.
«Nosotros lo notamos más flojito que el miércoles, aunque va entrando poco a poco la gente, a ver cómo va de aquí hasta las dos», explicaba Francisco Espíritu Santo detrás de una montaña de ajos de Aceuchal.
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