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La situación financiera y patrimonial de las empresas españolas mejoró en 2024, pero la inversión se mantiene en una posición muy débil. Un informe de ... Caixabank Research adelantado en exclusiva por este periódico revela que en 2024 las empresas experimentaron un menor crecimiento de sus ingresos que en 2023, pero pudieron mejorar su situación financiera por la bajada de tipos de interés. Sin embargo, esto, unido al impulso del crecimiento económico y a la mejora de las condiciones de financiación, no ha servido para impulsar la inversión empresarial en España debido a la elevada incertidumbre en torno a la política arancelaria.
En concreto, la inversión empresarial anotó un crecimiento del 3,6% respecto al año anterior, un avance inferior al del PIB nominal (6,2%). Esto significa que la inversión en términos de PIB se redujo 3 décimas hasta el 12,7% y se mantiene por debajo del periodo prepandemia (13,9% en promedio en el periodo 2014-2019). El informe de CaixaBank Research señala que la inversión de las empresas está mostrando «una debilidad mayor de la que cabría esperar» en un contexto de caída del coste de la deuda derivada del descenso de los tipos de interés y de mejora de su posición patrimonial. Ahora los obstáculos a la inversión son otros, entre los que destacan «la incertidumbre, la subcontratación de los procesos productivos o la regulación empresarial».
Más en detalle, la renta disponible de las empresas (lo que se entiende como ahorro) se redujo en 2024 por segundo año consecutivo y lo hizo con intensidad: un 6,1% de caída, el mayor retroceso experimentado en el ahorro desde 2011, en plena crisis financiera (excluido el año de la pandemia). Esto se debió a una caída del beneficio medio de un 2,4% y un aumento de los pagos de un 11% sobre todo por los dividendos (7% más). El pago de intereses creció un 16,5%, una cifra elevada pero que fue amortiguándose a lo largo del año en línea con la relajación de la política monetaria.
En todo caso, dado que el PIB nominal creció con mayor intensidad, el año pasado se prolongó el desapalancamiento empresarial, entendido como la reducción de la ratio de deuda de las empresas no financieras sobre el PIB. En concreto, dicha ratio se redujo 2,5 puntos hasta el 63,5%, la más baja desde 2001, muy lejos del máximo alcanzado en 2009 (119%) e inferior a la del conjunto de la eurozona (67,3%). Si se mide la deuda total sin consolidar, se superaron ligeramente los 1,32 billones de euros, que representan el 83,2% del PIB, también muy por debajo de la deuda de las empresas en la media de la eurozona (105,6%).
Además, los préstamos bancarios continúan perdiendo protagonismo en la financiación de las empresas. Así, si entre los años 2014 y 2019 representaban casi la mitad de la deuda consolidada total, en 2024 dicha participación se situó en el 44,5%.
Pese a este buen escenario, llama la atención la débil inversión de las compañías españolas, lo que se debe, según los expertos del gabinete de análisis, a la incertidumbre en torno a la política arancelaria de Donald Trump y sus implicaciones en la economía europea. «Las sociedades no financieras afrontan un contexto marcado por una creciente incertidumbre y riesgos al alza en el escenario con una posición financiera sólida», explica el análisis de CaixaBank Research, que añade que esta buena situación económica unida a una inflación en senda descendente, unas condiciones de financiación que seguirán siendo favorables y el impulso de los fondos europeos «deberían actuar de palancas para un comportamiento más vigoroso de la inversión» en los próximos años.
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