Los islotes del tesoro
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El Tribunal Internacional de La Haya reconoce la soberanía de Guinea Ecuatorial sobre tres territorios insulares con aguas ricas en petróleo y gas que estuvieron en poder de España en el siglo XIXEspaña es rica en gas y petróleo, pero nunca lo supo. No, no hay que remontarse a las colonias americanas perdidas en el siglo XIX. ... Hace sólo seis décadas este país poseía un territorio en el corazón de África con insospechados recursos. Cuando Guinea Ecuatorial se independizó en 1968, su viabilidad económica se hallaba en entredicho. Pero, de golpe, el descubrimiento de petróleo en 1995 lo convirtió en la república de mayor renta per cápita del continente. Aquel apogeo apenas duró diez años y la recuperación de la prosperidad perdida depende de Mbanié, Conga y Cocoteros, tres islotes de 30, 1,7 y 0.3 hectáreas, respectivamente, rodeados de, al parecer, ricos yacimientos submarinos, y que permanecieron en poder de Madrid durante buena parte del pasado siglo.
El Tribunal Internacional de la Haya ha fallado a favor del gobierno de Malabo. Los tres ínfimos pedazos de tierra se encuentran en la bahía de Corisco, entre el sur de la antigua posesión española y el norte de Gabón, y han sido codiciados por ambos desde su independencia. Los vecinos no se anduvieron con miramientos y en 1972 ocuparon la primera, expulsaron a los soldados ecuatoguineanos allí acantonados y establecieron su propia base militar aún en activo.
El conflicto se agudizó y en 2013 las partes acordaron acudir a la corte de Naciones Unidas para dirimir sus diferencias. El fallo, hecho público el lunes, apela a los títulos jurídicos de las metrópolis y recuerda que, en 1900, Francia y España decidieron repartirse el litoral en disputa y la segunda recibió los peñascos. Entonces, curiosamente, la representación hispana no salió bien parada ya que reclamaba un dominio de 300.000 kilómetros y recibió 20.000.
No eran buenos tiempos para Madrid, invitado de piedra en el reparto del continente negro. Su débil posición internacional no le permitió ejercer ninguna presión y, además, había mayores intereses en asegurar la presencia en el Sáhara bajo la autoridad española. Algunas interpretaciones aseguran que París, que controlaba gran parte de África Occidental, cedió esta tierra para evitar que cayera en manos de Gran Bretaña, su principal rival colonial.
La sentencia llega en un momento crucial para las economías locales. La ecuatoguineana depende de sus exportaciones de crudo y atraviesa una fase de recesión desde 2013, derivada de la falta de inversiones y el agotamiento de los pozos de extracción. En un intento por revitalizarla, el gobierno ha cerrado acuerdos con la compañía norteamericana Chevron, que ha reemplazado a Exxon en la búsqueda de nuevas fuentes 'off shore'.
España no se aprovechó cuando dominaba políticamente la zona y tampoco se ha beneficiado luego. Las prospecciones de Repsol en los ochenta no tuvieron éxito y la concesión otorgada en 2009 también se reveló infructuosa. La presencia de la metrópoli se ha limitado a la cooperación en materia educativa y cultural. La explotación del crudo ha correspondido a empresas estadounidenses y francesas, aunque también se ha producido una reciente penetración de firmas chinas y rusas. El Cuerpo de África, la fuerza castrense desplegada por Moscú, también está presente a través del contrato de instructores militares.
Los dos países no sólo comparten la bahía de Corisco, sino también una historia similar con tintes dramáticos un tanto shakesperianos. Ambos han estado controlados por elites familiares políticamente longevas con cierto sentido patrimonial del Estado. Teodoro Obiang es el decano de los presidentes del mundo ya que ostenta el poder desde 1979, cuando dio un golpe de Estado con el que derrocó a su tío Francisco Macías, un tirano que implantó un régimen de terror y fue fusilado. Siete años antes de su muerte comenzaron los conflictos con Gabón, que pretendía aumentar a 70 kilómetros sus aguas territoriales y englobar las islas en disputa.
La dinastía republicana de los Bongo ha dominado la escena política gabonesa. El padre Omar gobernó entre 1967 y 2009 y, en el momento de su fallecimiento en una clínica de Barcelona, se le calculaba una fortuna de entre 500 y 3.000 millones de euros, incluidas 33 propiedades en Francia. Fue sucedido por Ali, el primogénito. En 2023, el heredero fue víctima de un 'putsch' y le sustituyó su primo Brice Oligui. La situación es más estable en la antigua Guinea española. En las elecciones presidenciales de 2022, Obiang, de 82 años, obtuvo el 99,7% de los votos. La oposición denunció un fraude masivo.
El Tribunal de la Haya carece de fuerzas coercitivas que implementen sus sentencias, así que Malabo, por ahora, sólo puede atribuirse la victoria moral. Posiblemente, la opción más factible sea la cooperación interestatal entre dos aliados, hasta el momento, de París, Bruselas y Washington. La relación se ha mantenido, aunque perturbada por las tinieblas derivadas de denuncias de corrupción. Pero hay esperanza. Mbanié, Cocoteros y Conga suenan a endiablado ritmo tropical y sus hipotéticos 1.400 millones de barriles de petróleo se antojan todo un 'hit' atemporal. Por supuesto, España baila sola.
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