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Los españoles que se encontraban atrapados en Trípoli por los tiroteos entre las tropas delgobierno de esa región y las milicias cuyo líder fue asesinado ... hace unos días, han podido escapar del caos y llegar a España. Sobre el terreno, la inestabilidad puede desencadenar un nuevo enfrentamiento en esa parte de Libia, el 20% controlada por el gobierno de Trípoli. En el resto del país, en Bengasi, hay seguridad y estabilidad, está el Parlamento, el otro gobierno y las Fuerzas Armadas lideradas por el mariscal Jalifa Haftar se han puesto en alerta para evitar que esta nueva crisis les pueda afectar, mientras reclaman que se cumplan los acuerdos para unificar el país.
Curiosamente, la zona de Trípoli, donde las milicias armadas se reparten todo tipo de negocio mafioso en muchas ocasiones en connivencia con el gobierno es la reconocida internacionalmente. Con el paso de los meses, numerosos países han dado pasos para instalar sus representaciones diplomáticas en Bengasi, la capital de la zona este que controla el 80% del país y las principales explotaciones petrolíferas y donde el Ejército ha impuesto el orden y ha devuelto la paz y la libertad a sus ciudadanos.
En Trípoli, el silencio del Poder Judicial libio ante la violencia que se ha desencadenado de nuevo en las calles y el incumplimiento del actual presidente del gobierno en la convocatoria de elecciones han sumido a la nación en un estado de incertidumbre y descontento.
El reciente asesinato de un jefe de milicia ha puesto de manifiesto las deficiencias del sistema judicial libio. La inacción del fiscal general, quien debería asumir un papel proactivo en la búsqueda de justicia, ha suscitado críticas sobre la transparencia y la autonomía del poder judicial.
La falta de detenciones y el silencio ante actos de violencia no solo erosionan la confianza ciudadana en las instituciones, sino que también ponen en tela de juicio la voluntad política para abordar la creciente impunidad en el país.
Las aspiraciones del pueblo libio son evidentes: el deseo de vivir en un Estado donde la justicia rinda cuentas y donde sus derechos sean protegidos. La lucha por la confianza pública y la estabilidad es un camino largo, que requiere un compromiso genuino de todos los actores políticos.
La armonización entre las fuerzas del este y el resto del país es crucial para una paz duradera en Libia, y esto requiere un diálogo inclusivo que contemple los intereses de todas las facciones involucradas, el cumplimiento de los acuerdos y que el gobierno de Trípoli se avenga a entregar el poder y unificarse con Bengasi, el Parlamento y las Fuerzas Armadas.
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