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No se ceben con Patrick Schwarzenegger. No, no le acusen de ser un 'nepobaby' más, un individuo favorecido por las influencias y contactos de su ... padre, el protagonista de 'Conan el bárbaro' o 'Terminator'. Tampoco hay pruebas de que el poder familiar le haya abierto puertas en Hollywood. Todo indica que él mismo se ha labrado su propia y mediocre carrera en el ámbito del cine y la televisión. Pero las circunstancias han cambiado. Dicen que lloró cuando le confirmaron su selección para el elenco de 'The White Lotus', toda una serie de culto en su tercera temporada. No era para menos. El efecto ha sido fulminante. De repente, se ha vuelto toda una celebridad, un habitual en los medios de comunicación, el último 'crush', el enésimo famoso que acude al festival de Coachella. Y, además, se trata de un aristócrata sui generis, un privilegiado de sangre más o menos azul templada por el habitual sol de la Costa Oeste.
El intérprete, de 31 años, es hijo de Arnold Schwarzenegger, el culturista austriaco convertido en estrella cinematográfica, y de la periodista Maria Shriver, sobrina del presidente John Fitzgerald Kennedy. La saga materna es lo más parecido a una dinastía real en la republicana sociedad estadounidense y, por tanto, nuestro hombre es algo así como un príncipe heredero de una extensa familia pródiga en ambiciones, asesinatos y escándalos. No participa, en cualquier caso, de la vocación política de sus ascendientes, pese a que su progenitor fue gobernador de California. Curiosamente, venció como candidato republicano cuando sus parientes políticos siempre se han adscrito a la rama liberal de los demócratas.
La experiencia infantil del joven actor está vinculada a los focos y, seguramente, a los simulados mamporros paternos. Las prolongadas estancias en los sets en los que rodaba su padre inocularon la pasión por la pantalla. Según recuerda, se atiborraba de golosinas y los solícitos asistentes lo paseaban montado en un carrito de golf.
Pero los ricos también lloran. Aquella feliz vida sufrió un revés cuando en 2011 Arnold y Maria se separaron. Entonces descubrió que, además de Katherine, Christina y Christopher, sus tres hermanos, contaba con otro, llamado Joseph, hijo de Mildred Peña, una empleada doméstica de la residencia. En realidad, la infidelidad de los actores con las niñeras de sus hijos es una costumbre acendrada que también han puesto en práctica Jude Law, Ethan Hawke o Robin Williams. Pero nunca resulta bien asimilada por las esposas. La infidelidad acabó con trece años de matrimonio.
Él no decayó en su vocación. La formación en las denominadas artes escénicas se compaginó con estudios de Administración de Empresas en la Universidad del Sur de California. Desde temprana edad, Patrick ha compatibilizado los focos con una actividad inversora que inició con fondos prestados por los suyos en negocios de hostelería y moda, e incursiones en el mundo de las pasarelas. Entre otros, ha desfilado para Armani y Ralph Lauren. Aunque su perfil era relativamente bajo, alcanzó cierta notoriedad por mantener un breve romance con la actriz y cantante Miley Cyrus. Actualmente, mantiene una relación con la modelo Abby Champion y, según parece, planean casarse este mismo año.
Los pequeños papeles lo han acompañado durante más de dos décadas de trayectoria profesional. En este campo, sus mayores logros se encuentran en papeles relevantes en las series 'The Staircase' y 'American Sports Story' o como actor principal en la película romántica 'Midnight Sun'. Nada comparable a su participación en 'The White Lotus', una sofisticada serie a caballo entre el thriller y la comedia más ácida. En esta última temporada, un conjunto de norteamericanos adinerados viajaban a un complejo hotelero situado en la costa tailandesa.
Las similitudes entre la vida del actor y la de su personaje han incentivado el interés por la trama. Vamos, que se especulaba que la elección se había basado en las semejanzas entre una y otra. El actor encarnaba a Saxon Ratliff, el estereotipo del joven estadounidense de clase alta, rubio, atlético y atractivo, extremadamente convencional y sin inquietudes más allá del deporte y la diversión. Según su madre, no existe relación entre su retoño y el individuo erotizado que interpreta, desbordado por la necesidad de afrontar conflictos íntimos derivados de la homosexualidad y el incesto, nada menos. Hay quien suponía que el rol del sujeto con escasas luces y actitud pacata no respondía a una sutil interpretación.
No se han hecho públicas más iniciativas en su revalorizada carrera cinematográfica. Se sabe que ha llevado a cabo una audición para elegir al futuro Superman en una nueva película en torno al héroe, pero que no ha sido elegido. Mientras tanto, Patrick sí que ha anunciado su intención de elaborar una línea de ropa basada en su experiencia como turista norteamericano en el Sudeste Asiático en colaboración con Banana Republic.
La actividad empresarial ha sido una dedicación que ha compatibilizado con su trayectoria cinematográfica en los últimos años. El actor ha impulsado propuestas empresariales como Proyect360, una firma textil que destina el 10% del producto de sus ventas a entidades filantrópicas, y Mosh!, en colaboración con su madre, especializada en barras energéticas pretendidamente destinadas a fomentar la salud cerebral.
Una vez más, se prueba que las apariencias pueden engañar y que los tópicos no siempre se corresponden a una realidad. O, tal vez, sí. Hollywood lo desvelará. En cualquier caso, es pronto para saber si el joven Schwarzenegger es un chico bien, una estrella en ciernes o el digno sucesor de Arnold el hierático. El príncipe puede esperar.
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