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De forma natural Maruchi León (Cáceres, 1965), menciona en varias ocasiones 'Farmacia de Guardia', esa serie mítica que emitió Antena 3 de 1991 ... a 1995. Este trabajo pasó por ella como un terremoto que le dio popularidad. Tenía 27 años y estuvo solo una temporada, pero el personaje, la Pili, la pizpireta manceba de aquella botica popular por cuya trastienda pasaba la vida, la marcó y no reniega, «la gente me conoce y eso es muy bonito», pero después de un año quiso emprender nuevos caminos. «Lo dejé porque quería hacer teatro para seguir creciendo, yo me hubiera quedado allí para ganar dinero, pero en ese momento no me interesaba tanto el dinero».
Fue una decisión poco entendida. «Tuve que dar muchas explicaciones, me intentaron convencer de que volviera y luego me costó mucho, no es tan fácil que te vuelvan a contratar si te vas», explica sin arrepentimiento. «No podía hacer otra cosa, me hubiera traicionado a mí misma, llevaba una carrera buenísima, empecé a los 21 haciendo la protagonista de 'El Público' en el María Guerrero, y ahí es donde me vio Mercero». Después de 'Farmacia de Guardia' siguió con el teatro con directores como Mario Gas o Elena Pimenta y logró varios premios. También ha hecho cine y series, y se ha internado en el territorio de lo experimental.
Pero en la oratoria ha encontrado una fórmula para desarrollar su profesión en un campo menos esperado para una actriz. «En 2010 pido una beca para ir a la academia de España en Roma con un proyecto de investigación pedagógica que se llamaba 'teatro para el canto', iba a desarrollar una metodología para transferir el conocimiento del arte dramático al canto lírico, a partir de ahí me di cuenta de que había muchas técnicas teatrales que se podían transferir a otras disciplinas y al desarrollo personal».
Así arrancó un interés que toma forma en cursos como el que tendrá lugar desde el 2 de junio al 5 de julio Cámara de Comercio. Se llama 'El arte de hablar en público' y se dirige, como puede leerse en su cartel, «a emprendedores, empresas y ciudadanos que deseen a mejorar las habilidades comunicativas para mejorar sus oportunidades». Es gratuito y dura 150 horas. Aborda «la ortofonía, el arte de hablar bien, de tener la voz colocada, de tener un timbre natural, el tuyo, no esas voces artificiales, el dominio del espacio escénico». Cuenta Maruchi León que en ocasiones las personas tenemos dificultades a la hora de tomar el espacio que ocupamos. «Cuando somos jóvenes, por ejemplo, a la hora de entrar a un bar nos da vergüenza pedir, hay gente en clase que ha empezado a poder comer solo en un restaurante porque ha entendido que tenía derecho a ocupar un espacio», explica León para dar cuenta de las aplicaciones que tiene la formación que ella brinda. Se trabaja también «el amor por la palabra, por usar la palabra correcta, los sinónimos, sacar todo el bagaje cultural que tiene uno, leer más para tener más recursos lingüísticos...eso forma parte del arte del actor».
Vuelve la alusión a 'Farmacia de Guardia' para explicar una situación en la que sufrió al hablar ante un auditorio. En esa época le pidieron entregar un premio Goya a la mejor fotografía. «Tengo que salir con Antonio Resines y estoy entre cajas con un ataque de pánico y con una botellita de whisky de esas de mini bar dándole sorbos, Loles León me preguntaba que qué me pasaba, yo lo pasé muy mal, reflexioné sobre esa experiencia y me di cuenta de que a pesar de tener todos los recursos del arte dramático, cuando era yo la que tenía que salir me costaba, y era una cuestión de identidad: ¿quién era yo?». Cree que lo que le falló en esa ocasión fue creer que tenía que hacer un papel de actriz glamurosa. «Pero yo no quería, tenía un conflicto, y además pensaba que por salir a entregar un premio y decir una frase me iban a dar trabajo todos los directores de España, me hice una película que no tenía nada que ver con la realidad». Todo ello lo analizó más adelante. «Por eso trabajo con la gente dándoles seguridad, buscando su autenticidad y que ellos se encuentren a ellos mismos en el espacio y con su voz». Sus técnicas no solo están indicadas a la hora de hablar en público sino también para hacerlo en grupo. «Hay muchas mujeres valiosas que tienen mucho que contar y que se inhiben».
Volviendo a la interpretación, ella sí se vería trabajando en una serie de las de ahora. «Ahora hay cosas muy buenas, hay mucha calidad, ¿una buena serie con una secundaria potente? claro», reconoce. Pero plantea a continuación que hay pocos papeles de mujeres de 60 años. «Los que hay son de 40 o 45, pero cuando yo tenía esa edad no había papeles interesantes de es edad». El edadismo en las actrices se traduce también en situaciones como la última película de Belén Rueda (60 años), 'Un funeral de locos', en la que hace de madre de Ernesto Alterio, que tiene 54, y de Quim Gutiérrez (44). «Son unas cosas que no se entienden y siempre las mujeres salen desfavorecidas».
En Cáceres, donde vive y donde disfruta del paseo por las zonas naturales, también le gustaría hacer teatro. «La última vez fue hace muchos años, fue 'Un solo para Paquita' junto al guitarrista Woody Amores y se llenó el Gran Teatro». Pero, reconoce, le cuesta abordar asuntos como el apoyo institucional. «Da mucha pereza irles a pedir a los políticos cosas que a veces no entienden, es muy cansado, pero sí, a mí me gustaría que me aprovecharan más aquí, saben donde estoy». Trabaja con su marca 'Teatro en persona' en su oficina ubicada en el Embarcadero.
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