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Sergi Guilló en el banquillo del Romano antes del choque ante el Sevilla Atlético. FOTO: J. M. Romero/ VÍDEO: Mérida AD
Primera RFEF

El Mérida de Sergi Guilló

Por encima de su conocimiento del juego y su valentía, al técnico le está definiendo su discurso y en lo que ha convertido al vestuario

R. P.

Mérida

Jueves, 1 de mayo 2025, 22:22

Cuando Sergi Guilló arribó el pasado mes de junio, el currículum que le vendía subrayaba en mayúsculas el término 'motivador'. De hecho, el técnico ilicitano empezó aunque no terminó la carrera de Periodismo. Y su hermana, por ejemplo, se dedica precisamente a eso: a comunicar. Así que a nadie le ha cogido por sorpresa la adrenalina que le inyectó a sus jugadores con el monólogo que les lanzó en el vestuario antes de salir a jugar frente al Antequera. La única diferencia es que esta arenga sí ha visto la luz. «Ha habido otras muchas, pero no les dejo que las suban», confiesa ruborizado el entrenador emeritense. Antes de la derrota 3-1 en Alicante ante el Intercity, metió a sus padres en el vestuario para demostrarle que no estaba solo en Mérida, que esos que estaban ahí sentados eran su familia.

El pasado domingo, en cambio, metió en el vestuario del Romano a casi todos los trabajadores del club. «Todos los que trabajamos en este club tenemos culpa de la energía que se está generando, pero principalmente la tenéis vosotros (los jugadores). ¡Vosotros! ¿No veis esa energía? Es imposible de negar. Y esa energía la tenemos que llevar al campo. Os podéis equivocar, perder balones, pero atreveos. Una cosa: que no lo deseen más que nosotros. Ese de fuera no lo desea más que yo. Y si lo desea más que yo, miraos a las caras, porque es imposible perder con ese, y con ese, y con ese (señalando a sus jugadores). Que no lo deseen más que nosotros. Con eso tenemos mucho ganado». Y el equipo salió y completó su mejor partido de la temporada.

«Creí que era un buen momento para incluir a todo el mundo en la charla previa, para que el jugador escuchase y sintiese esa energía que se está respirando últimamente», explicó el técnico emeritense este jueves antes de viajar a Ceuta. «No soy mucho de que estas cosas salgan, por cabezonería, porque son cosas de vestuario». Pero su discurso tiene a todo un club unido. Tras el 3-0 de la última jornada, obligó al central argentino Tomás Bourdal, miembro de la plantilla pero sin ficha por su lesión de larga duración que se produjo hace un año, a que saliese a celebrar la victoria y su cumpleaños con todos sus compañeros, que lo mantearon en mitad del Romano.

Convertirlos en 'familia' ha sido otro de los aciertos de Guilló para que el equipo haya llegado a este final de Liga lanzado. «Algunas charlas han sido más buenas o más malas que esta última, pero siempre intento tocar algún tema. A lo mejor no son tan motivadoras como la del otro día, pero es que si no los jugadores me tacharían de aburrido… pero sí me gusta para los días señalados». Así que pensará en otra para la visita este sábado al campo del líder.

«No me cuesta mucho prepararlas. Hay semanas que se me vienen a la cabeza el martes y a partir de ahí tiro; otras veces se me ocurren mientras paseo por el césped antes del partido; a veces el día antes. Algunas son más sofisticadas que otras, pero no elaboro un discurso, sino que tengo buena labia, me gusta comunicar y sale solo». Por eso esta semana ha coprotagonizado un spot del Ayuntamiento de Mérida sobre el comercio local viralizado en redes, con su carrito rojo realizando la compra. «Estamos dispuestos para todo, pero me gustaría trascender más en la historia de la ciudad como entrenador que como actor», bromeaba al final de la comparecencia.

«Les he dicho muchas veces a los jugadores que lo más difícil y lo más bonito en el fútbol es quedar en el recuerdo. Y ojalá que dentro de muchos años vengamos aquí a lo que sea y te recuerden porque hemos hecho algo bonito… y un ascenso se queda siempre en el recuerdo. Estamos a muchos pasos de lograrlo, pero es algo que tenemos en la cabeza». Porque este Mérida 24-25 podría ser sin reparos el de Liberto Beltrán, o tal vez el de Javi Eslava, o el de Doncel, o el de Felipe Alfonso, o el de Mark Heffernan, pero por encima de todos, está siendo el Mérida de Sergi Guilló.

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