Malos en verano
La actualidad y sus secuaces nos persiguen, pero nosotros podemos correr más que ellos
Marta San Miguel
Lunes, 30 de junio 2025, 00:01
No falla: es empezar las vacaciones y comienzan también las molestias, un virus estomacal, los reportajes de por qué nos ponemos malos justo al empezar ... el periodo de descanso. Según algunos expertos, no hay un estudio científico que avale esta teoría, pero es tal la coincidencia de que los virus y bacterias ven en ti una víctima perfecta al parar, que se asume la acumulación de estrés y su efecto en las defensas como causa. Supongo que por eso los que mandan en el pueblo no se cogen vacaciones. ¿Se imaginan a Pedro Sánchez desconectando, si cada vez que mira por la ventana hay un cataclismo? Y no digamos Trump, que abre la boca y sube el pan y las cabezas nucleares.
En los primeros capítulos de la serie 'The Crown', el padre de la futura reina de Inglaterra, Jorge VI, está muy enfermo de cáncer, pero el pueblo inglés no lo debía saber. Así que mientras salía de caza o daba un discurso o recibía a mandatarios en el Palacio de Buckingham como Winston Churchill, al hombre lo maquillaban de tal manera que se disimulaba su estado moribundo, disimulaban la complejidad del momento. Desde entonces, en la serie -y en la vida real de Isabel II- la sensación de conflicto e incertidumbre fueron una constante.
Me pregunto cómo se maquilla la precariedad vital que nos rodea, si no podría cesar el ritmo colérico al que suceden últimamente las cosas, porque lo que parecía una coincidencia empieza a parecer una enfermedad. ¿Solo es eso, una coincidencia, que los compañeros periodistas estén con la lengua fuera desde hace varios años, entre cambios presidenciales, un volcán, una pandemia, guerras, muertes papales, ataques a bases nucleares, tramas de corrupción en el partido que gobierna o amenazas arancelarias? ¿Qué es lo siguiente?, piensas cuando lees un periódico, pero la respuesta no está sólo en la información.
Para que se hagan una idea: en una semana hemos colocado en un tablero las fichas para una tercera guerra mundial y un día después estábamos en La Haya diciéndole a Trump que España no va a destinar el 5% de su PIB en defensa, que preferimos gastarlo en otra cosa. Si en 24 horas ha virado así el escenario, ¿qué puede pasar en dos meses de asueto? ¿Acaso el mal o la perversión o el desquicie no podrían irse también de vacaciones, cambiar las ínfulas de conquistador perfumado con Jacqs por un daiquiri con sombrilla? Pero luego advierto la verdad, como si los alquileres no se fueran a pagar solos, y solo se me ocurre una solución, correr más rápido que la actualidad y sus secuaces, correr tanto que no nos encuentren, allá donde estemos las próximas semanas. Hasta entonces, salud.
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